“Han hecho de la consigna y del odio una posición política”, dijo la presidenta de la Cámara de Senadores, Adriana Salvatierra, al referirse a la oposición y todo su movimiento desestabilizador que inversamente les jugó en contra al acudir incluso a instancias internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de donde obtuvieron solo derrotas.

Para Salvatierra, el hecho de tratar de impedir la participación del presidente Evo Morales en las elecciones del 20 de octubre venidero, sólo logró que la oposición obtenga derrotas que evidencian el interés general a hacer caer las candidaturas.

De acuerdo a la Presidenta, la oposición tuvo acciones sin éxito, la primera en 2017 cuando Tuto Quiroga, Carlos de Mesa, Víctor Hugo Cárdenas, Rubén Costas y Samuel Doria Medina enviaron una carta a Luis Almagro, secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA).

De igual manera, acudieron hasta Washington, pero con mínimos logros. Y fue en febrero de esto año cuando volvieron a intentar reunirse con comisionados de la CIDH pero sólo fueron intentos fallidos, incluso la presidenta de esta instancia internacional, Esmeralda Arosemena, tuvo que aclarar que no se realizó ninguna reunión con políticos de la oposición.

Finalmente, una tercera derrota, se dio durante la visita de Almagro al país, el 17 de mayo, cuando declaró que decir que Evo no participe en elecciones seria discriminatorio, ya que en situaciones idénticas lo hicieron Óscar Arias en Costa Rica, Juan Orlando Hernández en Honduras y Daniel Ortega en Nicaragua. En todos los casos se apeló al Pacto de San José sobre los derechos políticos; quedando una vez más los argumentos de la oposición en nada.

Para la Presidenta, en todo este tiempo, la oposición sólo apunta a hacer caer las candidaturas, desvirtuando totalmente la esencia de la campaña electoral, toda vez que hasta la fecha nadie del pueblo boliviano conoce una sola propuesta de los candidatos que les permita establecer si existen marcos teóricos e ideológicos que incidan en la construcción de relaciones de afinidad o propuestas serias para el desarrollo del país.